sábado, 12 de marzo de 2011

VIVIR EN MIRAMAR, AUTORA: MI TIA ESTELA GONZALEZ CORTES

VIVIR EN MIRAMAR

     Qué lindo es vivir en Miramar: _ Despertar con el canto de los pájaros al despuntar el alba.  Contemplar las verdes montañas bañadas de sol.  Henchir los pulmones con aire puro.  Presenciar el vuelo de las aves que viajan hacia lo ignoto.  Admirarlas preciosas galas que visten las inquietas mariposas.  Escuchar el arrullo del río y sumergir nuestro cuerpo en sus cristalinas aguas.

     Es lindo vivir en Miramar.  Divisar con asombro la grandeza del océano.  Sentir éxtasis al mirar un arco iris.  Embelesarnos ante la presencia del astro m rey convertido en una bola grande, con color de fuego y perderse pronto en el horizonte.  Deleitarnos ante la formación de celajes que, como mantos de bellísimos colores, engalanan nuestro cielo azul, con gozo indescriptible, de una noche de luna con un cielo estrellado, y carbunclos y lucérnagas como pedacitos de luz caídos del cielo.

     Vivir en Miramar es lindo.  Experimentar la paz que produce el sonido de la lluvia al caer sobre el tejado, ver discurrir el agua por el inclinado suelo y percibir el olor de la tiera mojada y de la hierba tierna.


    Lindo es vivir en Miramar.  Intercambiar sonrisas con los niños y el saludo fraterno  y franco de la gente buena que tiene bien claro el concepto de hermandad.  Contagiarse de la algarabía de los estudiantes y de la satisfacción que se dibuja en el rostro de los docentes cuando imparten lección, o cuando tienen éxito sus discípulos, y los miran crecer intelectualmente.

    En Miramar es lindo vivir.  Conocer sus raíces; recordar con orgullo y con respeto a los fundadores de este noble pueblo, que legaron a sus descendientes  exquisitos valores y principios.

    Vivir en Miramar es presenciar los pasos  agigantados  del progreso, dando campo a los proyectos trazados por el gobierno local, el I.C.E, la CC.S.S., y otras entidades en pro de la vivienda, la educación, el deporte y muchos etcéteras más.

     …Pero yo añoro al Miramar de ayer: sin drogas, sin delincuencia, sin corrupción.  El Miramar que nos permitía dormir con ventanas y puertas abiertas,  contemplando desde nuestro lecho la majestuosidad del místico firmamento.

     Añoro el árbol de genízaro que hubo en Las Delicias, el potrero de los Ulate, la estructura municipal que servía de baño para el ganado, los partidos de fútbol con vejigas de cerdo, los paseos en carreta, los viajes a las pozas, las serenatas de Rufino, los bailes con rokola, los copos de Bienvenido, los granizados de Jovita bajo él árbol de aguacate, la venta de chinchibí, las tortillas caseras con manteca de chancho, los angelitos en las procesiones  organizadas por la Iglesia Católica.

    Cómo olvidar el mercado viejo, la pequeña iglesia, el rastro, los ranchos con piso de tierra y techo de palma la batea para lavar, el jabón de cebo, el canasto colgando en la cocina, el fogón, el moledero, los platos escarapelados, la piedra de “quebrar” maíz, la tinaja, la cantinera, la basinilla, el petate, los calzoncillos de manta, la escoba de monte, las planchillas de hierro, el molenillo, el chiquero, las calles empolvadas, el gallinero, la escuela mía, el bulto escolar de trapo, el tintero, los maestros de entonces, los policías, los piojos, las niguas y los alepates.

    Mi memoria también guarda el recuerdo de algunos personajes: mi abuelo Jesús con su copioso bigote y sus cómodos caites ofreciendo escobas de palmiche.  El señor Ugalde vendiendo leche.  El pequeñito doctor Acosta visitando enfermos  montando en su mula.  Fray Bernabé con su hábito desteñido y su mal genio.  Juana “la güevera ” comprando pollos y Huevos para revenderlos en el puerto.  Vagos recuerdos tengo de algunos indigentes: ña Laura, Martín Chon, ñor Avendaño y Campitos.  Tampoco puedo olvidar a José M “Loco” y a Carlos Guiltres; el primero matando viejas en el aire, y el otro (cuchillo mío) buscando palmitos y con machete en mano; siempre enojado. ¡Menudos sustos me pegaron esos dos!.  No puedo dejar de mencionar a los más recientes : Majín Figueras, siempre “jumas”, reparando muebles chochos y tapando goteras de las casas viejas.  Y el ñato Córdoba, con su lema “Seguimos adelante”,  y alegrando el ambiente con su sonora chapa.

    Hoy, en el ocaso de mi vida, sigo diciendo que Miramar es lindo, que es lindo vivir en Miramar.  Lo repito con convicción y con énfasis, cuando tengo la oportunidad de abrazar a personas muy queridas  señors y señoras que otrora fueron mis alumnos, que le dieron  sentido a mi vida, que muchas veces se convirtieron en mis maestros y me enseñaron … tantas cosas!.

     Hoy están conmigo.  Los llevo en mi mente, en mi corazón, en mi alma, en mi ser.

Autora:  Estela González Cortés

2 comentarios:

  1. Este trabajo me ha gustado por hacer un remembranza de lo que era Miramar antes

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  2. (ANA "JUANITA GONZALEZ")QUERIDO AMIGO,APROVECHO LA PAGINA DE MI HIJA ,PARA EXPRESARTE MI SENTIMIENTO ,ESE ES EL MIRAMAR DE MIS AMORES ,EL QUE YO AMO Y SUEN~O QUE PUDIERA ALGUN DIA VOLVER ,PERO QUE SE,QUE QUEDARA EL EL RECUERDO.
    SALUDOS .

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